Actualidad
5/15/2024

Diseñando el Futuro

Alonso Huerta Crúz
Doctor en Innovación - Socio Fundador
Me interesa el futuro porque es el sitio  donde voy a pasar el resto de mi vida - Woody Allen

Desde los comienzos de la humanidad el futuro ha sido una constante preocupación de los individuos. En la misma medida en que fueron desarrollando su capacidad para ubicarse en el tiempo y planear sus actividades, se vieron sometidos a la permanente inquietud provocada por la falibilidad de estos.

A partir de este hecho, un deseo omnipresente en todas las épocas y culturas ha sido la de conocer anticipadamente el futuro. Oráculos, profetas, clarividentes y adivinos han sido personajes recurrentes en la historia de la humanidad. En tiempos más recientes, inclusive se han desarrollado modelos formales que intentan pronosticar el rumbo de algunos sucesos a partir de la aplicación de técnicas de prospección. Sin embargo, la mayor parte de los estudios sobre el futuro han fracasado al tener que reducir y simplificar en exceso la complejidad a la que está sujeta la realidad que buscan proyectar. 

La complejidad es originada principalmente por la infinita gama de variables que intervienen en la situación que se desea pronosticar, la manera en que se interrelacionan entre si y la frecuencia con que cambian a través del tiempo. Así, ningún modelo de prospección ha sido capaz de reflejar con fidelidad la complejidad de la realidad a fin de poder proyectar con precisión el futuro. 

No obstante, el deseo de prever el futuro parte de una concepción determinista: la que considera que el futuro se encuentra señalado con antelación. De ahí la inmensa tentación de encontrar alguna rendija por donde entrever lo que depara el destino y así poder obtener una ventaja de dicho conocimiento.

En contraposición, la perspectiva voluntarista parte de la convicción de que existen múltiples futuros posibles y por consecuencia es posible influir de manera activa en su desarrollo. Mientras que el enfoque tradicional implica una posición pasiva —el futuro es uno y se puede hacer muy poco por influir en él—, el voluntarismo otorga un papel protagónico al individuo al conferirle la capacidad de construir su futuro.

Bajo esta lógica no se requiere adivinar el futuro, toda vez que este aún no existe,  lo que el voluntarista pretende es identificar la mejor forma en que puede diseñar su futuro. Implica romper con los modelos de pensamiento lineal bajo el que normalmente operamos: observar el comportamiento inercial para tratar de proyectar hacia adelante el desempeño futuro. El enfoque tradicional de la planeación parte del presente para prever el futuro, a diferencia de la prospectiva, que utiliza un enfoque inverso, temporalmente se ubica en el futuro para a partir de ahí trazar hacia atrás las líneas que lo unirán al presente.

Este sencillo cambio de óptica rompe con la mayor parte de las limitaciones a las que normalmente están sujetos los procesos de planeación. Al tener que ceñirse a las condiciones coyunturales existentes en el presente y al no considerar el impacto generado por la aparición de fenómenos disruptivos, el universo de posibilidades se reduce considerablemente, acotando aún más el margen futuro de maniobra.

Del lado opuesto, al ubicarse en el futuro y romper con las líneas que lo unen al presente se corre el riesgo de generar una cantidad infinita de escenarios que imposibilite su análisis. La prospectiva ha resuelto este inconveniente al definir cuatro grandes escenarios en donde pueden ser agrupados los futuros alternativos.

El escenario tendencial es el que se genera a partir de la visión determinista del futuro, es decir, es una extrapolación del presente proyectada hacia el futuro. El escenario ideal es aquel que ofrece la visión más optimista posible y contempla la formación de estructuras considerablemente distintas a las existentes. En el lado opuesto se encuentra el escenario catastrófico, el cual presupone un comportamiento negativo de todas las variables para configurar la peor de las situaciones posibles. Por último, se crea el escenario apuesta o futurible, que refleja una situación superior a la tendencial y lo más cercana posible a la planteada en el ideal, pero manteniendo intacta su factibilidad.

En esencia, el escenario futurible es el futuro deseable que puede ser alcanzado. No el futuro parcial y acotado que ofrece la perspectiva actual, sino aquel que nos ofrece la posibilidad de construir efectivamente un futuro distinto y mejorado de lo que hoy podemos apreciar. Así que antes de revisar su horóscopo el día de hoy, recuerde lo que dice Peter Drucker: la mejor manera de predecir el futuro es creándolo.

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